¿QUÉ ES UN DESBORDAMIENTO?



Me cuesta remitirme a la RAE; resulta que es una de esas instituciones que suelen sacar lo peor de mí. De hecho, a lo largo de mi existencia, ha provocado más de uno de esos desbordamientos que pretendo definir ahora. Así que, aún a riesgo de no parecer muy formal, voy a pasar de su culo y voy a intentar dar una definición de “desbordamiento” lo más fiel posible a la naturaleza del significado que intento transmitir.

Por “desbordamiento” entiendo una especie de estallido, de rotura de diques, de salida de uno mismo, que puede estar provocado por causas diversas y cuyas consecuencias varían en función de la intensidad del mismo. Su acontecer en el tiempo no sigue una regularidad continuada y puede darse, desde varias veces al día, hasta una sola vez a la semana o incluso al mes; de ahí lo de “puntuales”. En esencia, es una pirada de olla en toda regla asociada normalmente a la indignación y a las injusticias cotidianas, en la que mi cara suele enrojecer, mis ojos se ponen en blanco y la bilis me arde.

Por fortuna no siempre un desbordamiento se asocia a una explosión de ira. Hay también otro tipo de desbordamientos que tienen que ver con algo bien distinto. Son aquellas roturas de diques que, en vez de sacarme de mi persona y dejarme fuera, provocan el efecto contrario, es decir, me hacen conectar conmigo completamente. Me salgo de mí para volver de nuevo de una forma más genuina y sublime. Son emociones desbordadas, pero no están asociadas a la irritación, sino a la belleza y a la felicidad más plena que se puede sentir en esta vida. 

En fin, toda una suerte de peculiares reacciones que me dispongo a compartir con vosotros. Espero no salpicaros, y si así ocurre, no dejéis de comentarlo.

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